Cuando
Ángel me propuso viajar a Nepal la siguiente primavera no lo dude,
lo cierto es que acababa de regresar del país asiático, pero aun
así tenía bastante claro que si los compromisos familiares y
laborales me lo permitían volvería. De modo que tras hablarlo con
mi pareja Ana enseguida estuvimos de acuerdo, a fin de cuentas era
una oportunidad de aprender con Ángel que lleva ya unas cuantas
expediciones a sus espaldas. Los tres vivimos en el Pirineo Aragonés,
el en Boltaña y nosotros en Benasque, escalamos juntos siempre que
podemos, aparte de amistad compartimos la misma filosofía de montaña
y ya habíamos firmado alguna apertura en el Pirineo este invierno.
De modo que nos embarcamos en la aventura.
Si hay una
palabra que define lo que nos gusta hacer esa es "exploración"
, salirse del "carril", de los caminos marcados, de las
cuerdas fijas e intentar ser lo más autónomos posible ,sin cocinero
ni porteadores ni nada. Alpinismo vagabundo, cosa bastante extraña
en este valle donde todo son facilidades para los que lo recorren con
infinidad de “lodges” “porters” y helicópteros subiendo y
bajando constantemente que facilitan mucho el tránsito por estos
lugares a aquellos que lo puedan pagar, aquí hay gente por todos los
rincones y de todos los rincones pero cuando crees que ya no queda
lugar para la aventura y lo desconocido te das cuenta que a poco que
salgas de los caminos marcados difícilmente ves a nadie.
Así pues
recorremos todo el valle del Khumbu compartiendo el camino con
centenares de personas y porteadores, casi todos van al mismo lugar:
el campo base del Everest . De este modo y tras unos cuantos días
llegamos al pueblo de Lobuche, en medio de una nevada curiosa en un
día bastante frio , bueno pueblo es llamarle demasiado. Apenas una
docena de “Lodges” agrupados a 4900 metros en la orilla derecha
del glaciar Khumbu y bajo la mole del Nuptse. Definitivamente la vida
aquí no es fácil, las jornadas se reducen a pasar el día al sol y
en cuanto este se esconde a sentarse alrededor de la estufa que quema
los secos excrementos de Yak, dejando en el pueblo ese olor tan
“característico”.
Desde
Lobuche nosotros continuamos como una hora más de camino hacia el
campo base del Everest y después giramos a la izquierda,
adentrándonos en el glaciar “Changri Nup” primero por un sendero
en la morrena y después por el glaciar propiamente dicho. A partir
de aquí soledad total. Recorrimos el glaciar en un primer porteo
agotador de unas 10 horas hasta el lugar donde colocaríamos el
diminuto campo base, apenas un par de minúsculas tiendas ,una cómoda
playa de arena con agua disponible, un sitio majo la verdad sobre
todo si tenemos en cuenta lo horrible del camino previo con morrenas
interminables, absolutamente inestables que hacían de cada paso un
suplicio.
Dos días
después regresamos, esta vez acompañados por el guía UIAGM Jorge
Valle, con quien coincidimos en Lobuche y que amablemente se ofreció
a acompañarnos al campo base y ayudarnos a la hora de recoger todo.
Nos llamó la atención lo seca que se encuentra la montaña, la
verdad que el panorama no era demasiado bueno y con respecto al mes
de octubre no hacia tanto frio, pese a que no había demasiado donde
elegir , lo cual es una pena por que el valle tiene un potencial
enorme, al final localizamos un pico de 6080 metros según los mapas
que permanecía virgen, una cima muy estética y puntiaguda. Esa
misma noche decidimos partir para la cima, a las 12 sonó el
despertador y a la 1 estábamos en marcha en un estilo ligero, muy
ligero. Apenas un par de barritas y un par de litros de agua por
persona . Pensábamos que la ascensión podía “salir” en el día,
un día muy largo, pero un día y así fue.
La
ascensión comienza con un gran cono de nieve que poco a poco se va
estrechando e inclinando hasta alcanzar los 60 grados, esta pendiente
se ve interrumpida por una franja de roca que superamos en un paso de
mixto como de M4+ a la derecha, la roca era absolutamente horrible,
lajas sueltas adheridas con barro que se desmontaban a la mínima
presión donde había que levitar más que escalar ,no demasiado
difícil pero absolutamente expuesto. Esto desembocaba en un corredor
de nieve horrible, totalmente inconsistente donde te hundías hasta
la rodilla e incluso más a cada paso. La nieve daba paso al hielo
durísimo y quebradizo , con una fina capa de nieve encima que
dificultaba bastante la progresión ,de hasta 80 grados de
inclinación que nos dejo en un collado plagado de grietas. Desde
aquí nace a nuestra izquierda una arista, muy afilada y aérea ,
primero nieve luego roca mala, aunque algo mejor con pasos de hasta
6a . Nos llamo la atención las malas condiciones de la nieve,
inconsistente y que se hundía hasta la rodilla incluso más. La
escalada no es que fuera muy difícil pero si muy precaria.
La cima no
la pisamos, como unos 10 metros antes decidimos dar la vuelta, de
habernos encaramado a ese pináculo final no teníamos claros haber
podido bajar, la verdad es que no nos importó en absoluto, nos
comimos toda la tarta salvo la guinda.
La visión
desde ahí arriba? Que os voy a contar. Enfrente el Everest, tan
cerca que parecía poder tocarlo, a su derecha el Lhotse, detrás de
estos el Makalu y si giramos la vista al oeste el Cho Oyu, además
del Pumo ri y el Nuptse.Lo cierto es que si te gusta la montaña y te
has empapado , como es mi caso, de literatura clásica de montaña,
visitar este valle al menos una vez en la vida es casi obligatorio,
todos estos lugares que has conformado en tu imaginación a través
de relatos y fotografías se presentan ante y piensas….”era
verdad, aquí están”.
La bajada
fue bastante penosa entre rapeles, algunos bastante precarios que nos
hacían contener la respiración, y destrepes , con un calor
asfixiante bajo el sol que reblandecía la nieve y te hacia hundirte
a veces hasta la cintura a veces hasta el muslo. Así poco a poco
entre estacas y bloques lazados llegamos al glaciar de nuevo.
Teníamos
pensado un nombre para la cima, ya que es virgen y carece de este
pero al no pisarla decidimos guardarlo para otra ocasión. Lo que si
hicimos es bautizar la vía con el nombre de “los chicos del
Gorbea” en honor a Tasio Martín y su padre Joseba, guardas del
refugio del monte Gorbea, subimos a visitarlos al campo base del Ama
Dablam donde estaban escalando (ENHORABUENA A LOS DOS!!) y una
invitación a Té se convirtió en un “quedaros a comer” y sin
darnos cuenta había vino de Rioja en la mesa, entre risas y una
conversación que saltaba de la montaña a la política. En fin que
gente así ya no abunda. Un abrazo a los dos.
Al final
de la aventura nos quedo una línea de 700m 80º M4+ 6a a una cima
virgen de 6000 metros, en un estilo supe ligero , en un glaciar
remoto y en total autonomía. Exploración y compromiso.
Destacaría
dos cosas, por un lado , ya lo he dicho antes lo seco que esta el
Himalaya o por lo menos los “seis miles”, no sé si es cosa del
cambio climático o simplemente tuvimos mala suerte. Y por otro lado
lo caro que resulta el valle del Khumbu , los precios suben de
temporada en temporada y hay un par de tasas nuevas que en otoño no
se pagaban, en fin supongo que el turismo masivo es lo que trae, el
caso es que este valle es mucho más caro que otros. Al final nuestra
manera de hacer alpinismo “vagabundo” se convierte en una
necesidad además de en nuestra filosofía.
La vuelta
fue tremenda, cargando a nuestras espaldas todo el material de dos
porteos por aquel caos de bloques que es el glaciar del Changri Nup.
Parece que
poco a poco la temporada de monzones va llegando al Himalaya, casi
todas las tardes el cielo descargaba alguna tormenta lo que nos
indica que nuestra aventura Nepalí llega a su fin, de este modo
vamos deshaciendo el camino pensando ya en próximos proyectos por
estas u otras montañas, vamos dejando atrás este mundo de
contrastes entre lo más comercial y lo más austero.
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Esportiva Aksa.
Club
Peña Guara Huesca, Club Pirineos Zaragoza, Ayto de Boltaña.
Rubén
Gómez Pérez.
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